Una consignación se diferencia de una venta tradicional en un aspecto clave: la propiedad. Aunque las mercancías se envían (consignan) a un destinatario (consignatario), el consignador (remitente) suele conservar la propiedad hasta que se cumplan ciertas condiciones.
En términos simples, una consignación es un préstamo de mercancías. El consignatario recibe y se encarga de los bienes, pero no necesariamente los posee como propios. La transferencia de propiedad generalmente ocurre cuando el consignatario vende los bienes o cumple con un acuerdo específico establecido con el consignador.